A veces me pregunto dónde residen las claves que hacen de la personas con facilidad para los idiomas, personas con talento para las lenguas. Una clave que he encontrado que separa las personas con talento de aquellas que creen no tenerlo, es que las primeras incluyen en su aprendizaje de Inglés una elevada dosis de retroalimentación o feedback, nombre que se ha popularizado en algunos entornos, quizás por ser más corto y fácil de decir.

La retroalimentación se da cuando alguien te aporta una clave, o te llama la atención sobre algún aspecto de tu Inglés, acerca de algo que hiciste o dijiste, y gracias a ello tú realizas algún cambio (normalmente a mejor…). Puede ser que alguien responda a una pregunta tuya, de forma distinta a cómo tú lo harías, o que te indique que determinada palabra no se usa así, si no de otra forma, que entienda algo diferente de lo que tú querías decir y te explica por qué, etc.

Es imposible aprender sin realimentación. Gracias a ella sabemos si lo que estás haciendo es correcto o no. Muchas personas que están aprendiendo Inglés no conocen el papel crítico que este aspecto tiene en sus progresos. Y aunque sí que reciben feedback de sus profesores y otras personas bienintencionadas que les ayudan, con frecuencia es poco.

Mi mensaje es: Haz por tenerla. Gracias a ella, sabrás si alguien te está escuchando o no cuando le hablas, si te han comprendido cuando le dices algo a alguien. Si hablas con gente, si te relacionas de un manera u otra, recibirás una respuesta a lo que haces (o dejas de hacer). Estate pendiente. La gente pone caras cuando les hablas, te preguntan acerca de lo que has dicho, ríen tus chistes o se ofenden por ellos, muestran aburrimiento o se les ve interesados. En suma, reaccionan. Todo esto son ejemplos de respuestas, de retroalimentación que tu entorno te da.

Insisto. Para hablar correctamente Inglés la necesitas.

Y no es importante sólo estar atento a la que nos dan, si no que debemos hacer cosas para recibirla. Es algo que hicimos de manera natural cuando aprendimos nuestra lengua materna. Nadie nos la enseño, le tirábamos de la manga a mamá o a papá, probábamos y atendíamos a las respuestas que esas pruebas que hacíamos con el lenguaje provocaban.

Hoy podemos generarla conscientemente, haciendo preguntas, probando palabras nuevas en entornos donde nos corregirán y no nos sentiremos mal por ello (con amigos, en academias, clases, etc.). Podemos anotar todas las dudas y cuestiones que nos salgan de ojo en los textos que leemos o en las cosas que oímos y preguntar. Las respuestas que recibamos son una clave fundamental para mejorar nuestro Inglés, o la lengua que estés estudiando.

Y no hablo sólo de recibir feedback de tus profesores, que también, si no de otras personas e incluso de ti mismo/a. Cuando al ver una película e VO detectas que determinada cosa se dice de forma distinta a cómo tu lo venías haciendo, puedes corregirte y mejorar gracias a esa autoretroalimentación (¡toma palabro!) que te proporcionas.

El talento no es magia. A menudo es hacer las cosas que te llevarán a donde quieres ir. Y si quieres halar Inglés correctamente y realizar progresos, mi sugerencia de hoy es que imites cómo aprenden los que lo hacen bien. Las personas con facilidad para los idiomas no tienen por qué ser más listas o más inteligentes que tú, a menudo simplemente hacen otras cosas o las hacen de otra manera. En el aprendizaje del Inglés buscar y estar atento a la retroalimentación es una de ellas.

Espero que esta clave te sea de ayuda y que incrementes tus progresos. Si aún así tienes problemas, ya sabes que puedes contactarme. Estaré encantado de ayudarte.

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Espero tus anotaciones en la sección de comentarios y te desea un feliz día:

Iñigo P. Hernando